El Museo Chileno de Arte Precolombino celebraba en diciembre de 2016 su aniversario número 35, coincidiendo con un cierre perimetral por los inicios de trabajos de Metro para crear la Línea 3. Bajo tal escenario, la empresa decidió regalar un mural al museo, amortiguando el ruido visual del cierre y facilitando herramientas en función de conmemorar la fecha e intervenir en el espacio. Los artistas Estoy, Piri Le Mat, Sofrenia y Bsai pintaron una colección de rostros de arte precolombino. Aquí se trabajó con una contraparte técnica del mismo museo, lo cual fue desafiante pero fructífero en el aprendizaje de integrar nuevos actores.
La idea fue escoger los trabajos más importantes o emblemáticos del museo y sacarlos hacia fuera del mismo. Usando este entorno “natural” propio del acontecer de una ciudad que crece, se armó una exposición de las obras del museo, expandiendo su alcance más allá del propio edificio que las alberga. El trabajo nocturno fue la tónica debido a la gran cantidad de movimiento vial que sucede durante el día.